Argentina: Ante la crueldad del Gobierno, la bendición a los cartoneros

Curas villeros bendijeron a trabajadores cartoneros. Denuncian la aplicación de un “sistema de crueldad” en su contra.

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EL padre Toto, miembro del Equipo de Curas de Villas y Barrios Populares de CABA, limpia los pies de trabajadores cartoneros tras una misa realizada en el contexto de la Semana Santa.


15 de abril de 2025 Hora: 17:05

El padre Toto besa los pies de un cartonero, luego de lavarlos y secarlos. Cartonero, es en Argentina, un oficio, una respuesta creativa a la crisis del neoliberalismos a fines de los ‘90 y que consta en caminar decenas o cientos de cuadras en busca de cartón, papel, metal o cualquier material reciclable para luego venderlo y poder llevar el sustento a la casa.

Este martes santo, decenas de trabajadores que se ganan la vida de esta manera se reunieron en Parque Lezama, un icónico barrio del sur de la Ciudad de Buenos Aires convocados por el Equipo de Curas de Barrios Populares y Villas de Argentina, para recibir la bendición ante las dificultades extremas ante el “sistema de crueldad” ejercido tanto por las autoridades nacionales como capitalinas.

“La policía nos está persiguiendo continuamente, nos quitan nuestras herramientas de trabajo, nos ponen multas, pagamos las multas y no nos las devuelven. Nos están boludeando”, cuenta Marcelo Acosta, un líder cartonero que con el tiempo le agarró confianza al micrófono. 

Camiseta “Polo” y recien afeitado, Marcelo cuenta que viene del barrio Carlos Mugíca, nombre que homenajea al fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y del movimiento de curas villeros asesinado en 1974 grupo parapolicial anticomunista conocido como la Triple A.

“No nos dejan laburar, hay muchos compañeros que ya están en situación de calle, por todo esto que está pasando, porque no tienen con qué pagar su alquiler, no tienen con qué mantener a su familia, están vendiendo lo poco que tienen en sus casas para poder pagarse un plato de comida” relata, “Tengo 35 años y desde que tengo 8 años estoy cartoneando en la calle; es algo que me enseñó mi papá, a ganarse la vida dignamente y caminar con la frente en alto”.

El orgullo de Marcelo se da luego de años de pelea para que la tarea del cartonero sea reconocida como lo que es, un trabajo. Según el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), la principal organización del sector, en la actualidad hay más de 150 mil cartoneros en todo el país, de los cuales unos 18 mil están organizados en unas 145 cooperativas y unidades productivas. 

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Decenas de cartoneros participaron de la misa convocada por los curas de la «Opción por los Pobres» en Paraque Lezama.

En la búsqueda de reconocimiento, el MTE logró, tras años de lucha y organización, la estructuración de un sistema de reciclado con inclusión social en la Ciudad de Buenos Aires que contrata a 6300 cartoneros a través de las 12 cooperativas, a las cuales se les reconoce la labor de reciclado que realizan por la Ciudad, la cual también debe cumplir con el deber de otorgar herramientas y ropa de trabajo.

Esta posibilidad de ser reconocidos y a la vez reconocerse como trabajadores, es un hecho y desde hace años se los puede ver marchar cada 1° de mayo con sus compañeros de clase. Sin embargo, desde la perspectiva del Gobierno de la ciudad esto no es así: “Dicen que es delincuencia, pero no es ninguna delincuencia. Esto es ganarse la moneda dignamente y poner el pan de cada día para nuestros hijos en la mesa”, comenta Marcelo con indignación.

Las ramas de olivos se reparten rápido a pesar de la cantidad, de fondo suenan bombos y redoblantes. El altar improvisado se vale de un tablón largo y cuatro bolsones de construcción que habitualmente se usan para colocar el material reciclado; un símbolo. Los recicladores y recicladoras se reúnen en círculo en el mediodía otoñal de Buenos Aires, algunos con uniformes, otros con ropa de calle.

Hay carteles, en su mayoría pintados sobre el marrón del cartón. “En Buenos Aires, si sos jubilada y vendes medias en la calle para subsistir te pegan y te roban o te matan como a Beatríz”, se lee en una pancarta sostenida por una mujer mayor de edad. Hace referencia a Beatriz Mechato, quien fue atropellada cuando evitaba un operativo de la Policía Metropolitana y agentes del Espacio Público porteño, en el que le secuestraron mercadería que pretendía vender. Murió poco tiempo después.

Lorena, campera negra y flequillo justo por encima de las cejas, destaca, desde el templo, el gesto de que el padre haga la misa: “estamos con muy pocas fuerzas; hay muchos compañeros que se están quedando en situación de calle por no poder salir a trabajar a cartonear como lo hicieron históricamente”. 

Mientras, el padre Toto, párroco de la iglesia de Cacupé (patrona de Paraguay) ubicada en la villa 21 de Barracas, comenta ser testigo de las múltiples dificultades impuestas a los cartoneros para que puedan trabajar. Menciona que se exigen requisitos imposibles a los cartoneros ya registrados y a la vez, dice que pese a la crisis que empuja a cada vez más personas al desempleo, el cupo se mantiene igual.

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El líder cartonero, Marcelo Acosta, denuncia la persecusión de las autoridades ante decena de cartoneros.

El padre se coloca la sotana, toma el micrófono e inicia la misa. Se arma el círculo que convoca a unas 200 personas. Tras unas primeras palabras, invita a una decena de cartoneros y cartoneras a sentarse en hilera en un escalón. El sol pega fuerte y desde arriba, pero está fresco, por lo cual es bien recibido. El padre avanza con otro párroco hasta el primero de los trabajadores allí sentado, con una jarra vierte agua sobre su pie descalzo, lo seca y le da un beso.

Este ritual de la fé cristiana evoca el gesto de humildad de Jesus durante la Última Cena y aparece narrado en el Evangelio de San Juan. En este apartado, Jesús se levanta de la mesa, se quita los vestidos, se ciñe con una toalla y echa agua en un cuenco. Entonces, lava los pies de sus apóstoles.

El padre Paco explica: “Teniendo en cuenta todo esto que estamos pasando ahora en la Semana Santa, hoy Martes Santo, miramos a Jesús, que entrega su vida por amor y  al lavarle los pies a algunos representantes de todos los cartoneros, expresamos que, como dice el Papa Francisco, ‘el verdadero poder es el servicio’ y que todos los que tienen poder de decisión deben estar al servicio de los más excluidos.” 

Lo que pasa, para el cura villero, es que “la crueldad es la que guía hoy”. Y continúa, “guiados por la crueldad y disfrazados de querer tener una sociedad mejor, se descarta a los cartoneros para que se limpie la ciudad, a los jubilados para que cierren las cuentas fiscales, a los manteros, a los pibes que se quieren meter presos adolescentes en vez de buscar la intervención de ellos, para que no sigan el camino del delito”.

Llevándose la mano al corazón convoca a que “todos saquen la crueldad y que pongan buen espíritu de las personas en las comunidades.”

La congregación se dispersa, el templo se desmonta y los pesados bolsones vuelven a las calles, mientras siguen a la espera de que las propuestas de diálogo planteadas al Gobierno reciban en algún momento una respuesta y que las dificultades, cada vez más acuciantes, tengan una respuesta del Estado.

Autor: teleSUR - Nicolás Hernández